profesor titular de religión...
Para mi sorpresa y satisfacción,
dos horas más, al día, me entregaban.
Bien, vale, bueno, ¿Pero en qué pensaban?
¿Y si me piden también devoción?
¿Era realidad o ensoñación?
Tal vez, el agnosticismo buscaban...
Es eso y mi científico empirismo
aderezado con humor ilógico,
sin falsas comedias: escepticismo...
¡Improvisador casi patológico!
Es como me considero a mí mismo,
pero con razonamiento metódico...
Los sueños, sueños son
¿Lo dijo Calderón?